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Desafíos pendientes. Por un 8M con ambientes laborales seguros


Ilustración: Lisa Larson-Walker. Foto: H. Armstrong Roberts/ClassicStock/Getty Images.

Durante años, la discriminación y el acoso han sido una realidad para muchas personas en el ámbito laboral. Desde comentarios despectivos hasta barreras invisibles en la progresión profesional, la lucha por la igualdad de derechos en el trabajo ha sido una batalla constante, especialmente para las mujeres y las feminidades LGTBIQ+, quienes a menudo enfrentan una doble experiencia de discriminación y acoso.


He vivido en carne propia y he presenciado las dificultades que enfrentan las mujeres y las personas LGTBIQ+ en el mundo laboral. Como fundadora y líder de Chakakuna, desde el inicio asumimos el comprometido a crear un espacio laboral seguro e inclusivo para todas las personas. Esto parte por no dar por sentado que un espacio es seguro, sino ser conscientes de que se requiere un trabajo constante.


Mentiría si digo que hemos implementado todos los protocolos y procesos, porque es algo que seguirá progresando en paralelo a la evolución y crecimiento de la empresa, pero sí hemos intentado aplicarlo activamente en algunas decisiones clave. En este proceso, he aprendido mucho y quiero compartir algunas lecciones que pueden ser útiles para otras organizaciones que deseen seguir un camino hacia la diversidad y la igualdad.


Una de las mejores decisiones que tomamos fue explicitar en las convocatorias para nuevos talentos que valoramos positivamente las identidades LGTBIQ+, ser profesional de primera generación, ser mujer. Esto da, desde el inicio, un mensaje claro y empodera a que las personas destaquen en sus CV aquellos aspectos que, lamentablemente, a veces tienen que ocultar para no ser discriminades. Además, este mensaje permitió que nuestra convocatoria circulara por grupos de feministas, de personas LGTBIQ+, entre otros, y se animaran a postular precisamente las personas que buscan un ambiente laboral seguro y que valoran la diversidad. Esa pequeña oración en la convocatoria ha sido super efectiva y, en adelante, seguiremos usándola.


Otra medida necesaria ha sido implementar lo establecido en la Ley contra el hostigamiento laboral (ley 27942), que plantea disposiciones para prevenir y penalizar el hostigamiento sexual en el ámbito laboral. Y, al implementar la ley, ser conscientes en todo el equipo que la discriminación basada en género como la transfobia, la homofobia y las conductas machistas son también formas de hostigamiento sexual. Además, por más que podamos identificarnos como feministas, es crucial reconocer que no estamos libres de, en algún momento, incurrir en alguna conducta de hostigamiento. Por eso es que nos toca mantenernos vigilantes incluso con uno mismo y, si ocurriese algún hecho de este tipo, estar preparados para actuar. No es fácil, pero es necesario.


La tercera medida mínima es reconocer el nombre de cada persona, incluso si no coincide con lo que está registrado en el DNI, sobre todo en el caso de personas trans. Son pequeños ajustes en los documentos de la empresa (contratos, registros internos, etc.) y, por supuesto, en el trato diario, pero realmente marca la diferencia para las personas. No hay que esperar que algún día se aprueben leyes para reconocer la identidad de género, como centros laborales sí se pueden hacer cosas.


En algún momento he conversado con profesionales de recursos humanos que sí quieren incorporar políticas inclusivas pero no saben cómo. Y es verdad que el proceso puede ser largo y requiere la sensibilización y aprendizaje de equipos completos, pero hay medidas muy concretas y básicas que sí marcan la diferencia y que se pueden implementar ágilmente.


He trabajado en ambientes seguros y también en ambientes en donde me sentía constantemente en ansiedad y bajo amenaza, y no es ninguna sorpresa que en los entornos seguros es donde he podido dar mi 100% y donde la colaboración entre colegas ha sido mucho más fructífera para lograr las metas de la organización.


En conclusión, el camino hacia la creación de ambientes laborales seguros e inclusivos para las mujeres y personas LGTBIQ+ es un proceso continuo que requiere un compromiso firme y constante. Desde Chakakuna, hemos aprendido que cada pequeña acción cuenta y puede marcar una gran diferencia en la vida de nuestras empleadas y empleados. Valorar la diversidad, implementar políticas inclusivas y estar siempre vigilantes ante cualquier forma de discriminación son pasos fundamentales para construir un entorno donde todas las personas se sientan valoradas, respetadas y seguras para ser ellas mismas.


En este 8 de marzo, es importante detenerse a pensar en los desafíos pendientes en la búsqueda de la igualdad de género. La seguridad y la inclusión en los entornos laborales adquiere una relevancia particular. A través de nuestras organizaciones, empresas, colectivos humanos, también se puede sumar a una sociedad un poquito más justa y vivible para todas.


 


Sobre la autora:

Lucero Cuba (ella)

CEO de Chakakuna, en donde dirige proyectos de investigación e innovación. Ha trabajado en el sector público y privado y ha realizado diversos estudios sobre temas de género, diversidades sexuales, violencias y educación.




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